Al ser hincha fanática del Real Madrid, hay hechos que para mi son irrefutables. Primero, que es el mejor equipo del Mundo. No importa que la moda sea otra en estos momentos, la historia no miente y esta dice que no hay equipo como El Madrid. Segundo, que en el Santiago Bernabéu se juega buen fútbol. No vale con ganar, hay que dar espectáculo, y para eso tenemos a los mejores jugadores. Tercero, que las dos leyendas de este escudo son Alfredo Di Stéfano y Raúl. El primero lo ganó todo he hizo a este club grande. Dicen los afortunados que lo vieron jugar, que inventaba cosas nunca vistas y que fue el primer gran jugador de fútbol en el mundo. Raúl es la leyenda viviente, el capitán eterno, el que llevaba el escudo y los valores del Real Madrid como nadie. Mi ídolo.
Yo vi jugar a Zidane (el jugador más talentoso que tuve el privilegio de ver), a Figo, Beckham, Ronaldo, Owen, Roberto Carlos, Hierro, y sigo viendo a Iker, Cristiano e Higuaín, pero nunca hubo uno como Raúl, el ángel de Madrid. Siempre aparecía en los momentos difíciles, “tiró del carro”, nunca fue desleal, siempre un caballero dentro y fuera de la cancha. Como dice el himno del club, “enemigo en la contienda, cuando pierde da la mano, sin envidias ni rencores, como bueno y fiel hermano”. Esto es Raúl.
Siempre pensé que Raúl terminaría su carrera en el equipo de sus amores, pero esta semana ese pensamiento quedó en nada. El capitán dijo adiós a su casa, a sus hinchas y compañeros. Va a comenzar un nuevo desafío, en Alemania, con la camiseta del Schalke 04. Sé que la del Madrid la lleva pegada a la piel, pero será raro verlo con otro escudo. Prometió que volverá, que esto no es una despedida, sino un “hasta pronto”, y estoy segura que así será. Lo estaré esperando para que asuma como entrenador del primer equipo, como su amigo Guardiola.
Mientras veía su despedida por televisión, con lágrimas en los ojos, con el pecho apretado porque se iba mi ídolo, sólo pensaba en como darle las gracias. Decirle que lo admiro más que a ningún otro futbolista, que el corazón (blanco) que tiene no le entra en el pecho, que el 7 será siempre suyo y que aunque se vaya a jugar a otra liga lo seguiré fielmente. Desde ahora, además de “mi Madrid”, también seré del Schalke.
Gracias por todo Capitán, más que por sus goles o copas, por su entrega. Si los actuales jugadores del Real Madrid dan la mitad de lo que usted dio, no tendremos rival que nos gane. El 7 es eterno, ¡HALA MADRID!
Don Elías
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